Llevo
ya varias horas en la misma rutina de hace años. La ropa siempre
sale perfumadita
del lavado lista para ser colgada. A lo lejos, siento que se acerca
un tren de esos nuevecitos. De pronto me agacho a recoger una pilcha,
levanto el trasero y espero que alguien me lo mire mientras el viento
se mete por las faldas.
26 sept 2011
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